sábado, 27 de abril de 2013

C.O.N.S.P.I.R.A.C.I.Ó.N ( I )




Se habían pasado la noche en vela tratando de dar infructuosamente sentido a esta parodia

Ella pensaba que –amar, perdonar y para siempre - eran los eufemismos que mas le habían timado últimamente.

Los mios fueron amorcitos a los que follaba enlodado de inseguridad, empolvado de angustia y obligándoles a inyectarme de su anestesia para que de algún puto modo bajase el volumen de este largo sobresalto que me duro 4 años. –  dijo el, al que ella había invitado.

Neferth lo miro despreocupada, y con esa sonrisa  de lado que le asentaba tan bien y dijo:
Debe haber tanta muerte debajo de tus colchones donde  enroscaste las gargantas y  el sexo con primorosas concubinas que te educarían el índice, el corazón frío  y el tono azul de mi ausencia.

Milagros derramo una par de lágrimas,  guardadas exclusivamente para ese momento y murmuro- Hasta que finalmente eso te costo la vida,  la belleza con la que mis pupilas miraban el amor más puro: para mí el más bello.


Se que estoy vivo, porque aprendo de los duelos y de los dardos, porque transpiro y no retengo cruces ajenas- Finalizo el invitado, lavándose las manos para siempre.

Daniela había estado muy callada  toda la noche y todas las anteriores, había intentado salir, huir de esta habitación.. revelarse contra las otras  o sobornarlas de plano, se levantó de repente y grito mirando hacia el invitado que dormitaba:

Por todos los animales pretenciosos que uno se convierte antes de que dejemos de ser extranjeros en nuestro propio cuerpo y antes de que mi pulso se endurezca y nuestras miradas sean fijas cristalizándose fríamente por los años.. por todas esas bestias opacas que has sido (tú) antes de despertar y que nos han lastimado, por  todos esos cobardes y todos aquellos ojos arenosos que nada  ven..  yo exijo la libertad para  aniquilarle, ahora y en nombre de las cuatro

Minuto de silencio…

Ella levanto la mira sorprendida, Milagros lloro un poco más  y más tiernamente, Neferth lanzo una carcajada  asombrada de no ser la única que disponía de momentos de lucidez y de locura.

Mirada cómplice…

Las tres apreciaban a su adorado farsante, así que entendieron que  había llegado el momento..

Daniela ya no era un refugio seguro.. Daniela tendría que perecer  

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